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Thursday, September 28, 2006

CB - TOrdinario - D25 (EduardoA)

Así es, la EUCARISTÍA es un MISTERIO. No es un SECRETO.

El SECRETO, despierta nuestra curiosidad, encierra un riesgo casi siempre. Te involucra y te enreda en la trama de lo secreto

El MISTERIO, nos atrae, nos subyuga. El MISTERIO es un TESORO y el TESORO no produce miedo, El TESORO es simpre un bien. Siempre esperamos encontrar algo bueno.

Nos zambullimos en él, como el hombre rana en las bellezas misteriosas del mar. Gozamos cada vez más y más a medida que lo vamos descubriendo.

La PALABRA de DIOS es la llave para ir abriendo puertas de ese MISTERIO de la EUCARISTÍA, en el que se oculta Dios. Nunca llegaremos a comprender a Dios mismo, pero cada vez estaremos más cerca de la luz -la verdad; del amor -de la vida-vida; de la alegría -convertida en gozo...

Pero la PALABRA te guía por senderos difíciles: "El Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo MATARÁN; y, después de muerto, a los tres días RESUCITARÁ"

Suerte en el seguimiento

Edu, escolapio


1a lectura: Sabiduría 2,12.17-20
2ª lectura: Santiago 3, 16-4,3
3ª Evangelio: Marcos 9, 30-37

Se nos recordaba en los domingos pasados, que la FE sin las OBRAS está muerta. Que nuestra FE, nuestros ritos y culto tienen que ser un COMPROMISO manifiesto con el descubrimiento que vamos haciendo de Jesucristo, como nuestro Redentor: todo los pecados nos los perdona; nuestro Salvador: nos salva de esta vida terrestre para darnos una nueva vida celestial, que no podemos ni imaginar; nuestro amigo: pues ya no nos llamará siervos, sino amigos, porque nos revelará todo lo sabe de Dios y de nuestra nueva vida.

Las buenas obras que hago no son para conseguir el perdón, ni menos para comprar mi salvación, que son un don o regalo de Dios, sino para demostrar mi agradecimiento mayúsculo a Dios que me perdona y me salva, repito como un don o regalo que me hace, porque está enamorado de mi. Me quiere, pues ”tanto amó Dios al mundo que le dio su Hijo unigénito, para que todo el que crea en él, no perezca, sino que tenga la vida eterna”.

Si no hago buenas obras es señal de que no creo en este amor enorme, que Dios me tiene; mi Fe está muerta, no existe. Las buenas obras son una señal para mí, de que creo de tal manera en el amor enorme que Dos me tiene, que yo no puedo responder nada más que con un amor “loco” por él. ¿No decimos que “amor con amor se paga”?.

Se nos decía aun más: que nuestro compromiso de agradecimiento, para que sea auténtico, tiene que pasar por la "prueba del dolor": por la pasión, por la muerte, como prenda o señal de la absoluta autenticidad. Tanto te quiero que estoy dispuesto, incluso a dar mi vida por ti. ¿No se dicen esto los novios, llevados de la pasión del enamoramiento? ¿No dicen que el oro se prueba y se purifica en el crisol? Oro auténtico. Amor auténtico.

Jesús comprometerá su vida y lo autentificará con su pasión, que le llevará al triunfo definitivo: "El Hijo del Hombre debe sufrir mucho, se nos decía el domingo último, debe ser rechazado por los ancianos que gobiernan, por los jefes de los sacerdotes, por los Escribas. Le matarán, pero TRES DíAS MÁS TARDE, RESUCITARÁ”.

Pedro y nosotros con él no entendemos este lenguaje. No interesa entenderlo, a nuestro egoísmo, a nuestra comodidad, a nuestro orgullo, a nuestra Fe pobre, por que nos falta el convencimiento del amor que él nos tiene. Nos resulta duro y hasta humillante. Es demasiado esto que se nos pide

Pues bien, este domingo nos vuelve a recordar Marcos, qué digo Marcos, el mismo Jesús, esta enseñanza porque debe ser bastante importante... muy importante y por ello insiste en esta idea clave para la vida cristiana, para el "seguimiento de Jesucristo: Jesús instruía a los apóstoles, diciéndoles: "El Hijo del Hombre será entregado a los hombres. Lo matarán, pero TRES DíAS DESPUÉS DE SU MUERTE, RESUCITARÁ."

De nuevo y siempre el anuncio del Misterio PASCUAL, como clave del sentido pleno de la VIDA. Todo el Evangelio de San Marcos, su enseñanza, su catequesis, nos conduce a este momento cumbre de la PASCUA. Curiosa "biografía" de un hombre: no es su VIDA lo que resulta importante, sino su MUERTE. Y ¡qué muerte! Lo importante es, pues, la dimensión de su amor mayúsculo por la humanidad. Por ti, por mi, por nosotros.

LA FE VIVA, que me hace creer en su amor “loco”, porque no lo entiendo, ni lo podré entender, hacia mí, me impulsa y me impele a preguntarle sin miedo: ¿Por qué me quieres tanto? ¿Qué ves en mí, que yo aun no lo he encontrado? Tu amor inexplicable me mueve a decir gracias hasta con mi vida si preciso fuera: “No me tienes que dar porque te quiera –porque aunque lo que espero, no esperara, -lo mismo que te quiero, te quisiera…”. Te quiero,,, porque te quiero.

Las buenas obras son una necesidad en mí, no para comprar nada, sino para expresar lo que le quiero. Eso es la FE VIVA.

Verdad es, que este hombre anuncia siempre y al mismo tiempo y de modo imperturbable, que él volverá a VIVIR después de la muerte... pero de otra manera, que se dice: "GLORIFICACiÓN"; Como si su primera vida no fuera lo más importante y la más importante.

¿Estamos convencidos de que Jesucristo está vivo hoy? ¿Realmente vivimos con el convencimiento de que esta vida terrena no es la más importante? ¿O estamos materialmente agarrados a esta vida y no dejamos un espacio, ni un resquicio para la esperanza de otra mejor y diferente?

Lógico, pues, que suframos el malestar y la angustia de la desesperanza, cuando el horizonte de nuestra vida lo limitamos y lo estrechamos a la dimensión de nuestro hedonismo y permisividad, (no hay moral) y desechamos las dimensiones del espíritu. No cabe entonces la fidelidad del amor y en el amor. Solo cabe el relativismo como norma de mi vida.

Hagamos una breve letanía de estos valores y contravalores: justicia, servicio, amor y paz, frente a injusticia, dominio déspota, egoísmo, odio y guerra.

Los discípulos y nosotros con ellos, no comprendían este lenguaje de sacrifico, de entrega, de servicio hasta la muerte. Y tenían miedo de preguntarle, nos dice el evangelio de hoy.

¡Pobres hombres, los apóstoles, como todos nosotros! Espíritus obtusos, limitados estrechos. Nos representan muy bien a los cristianos de todos los tiempos. A los de hoy; también a ti y a mi. No te escondas. Son una buena muestra de una humanidad corriente, pobre, vulgar.

Pero no cabe duda que estos hombres han tenido que vivir un acontecimiento único, espectacular, profundo, desconcertante, que les ha trasformado de tal manera, que se COMPROMETIERON hasta con su propia vida, a COLABORAR, a PARTICIPAR en ese inmenso movimiento histórico, de una nueva humanidad y desconocida y desconcertante, que de lo gregario, masa amorfa; de lo tribal, va camino de lo universal estructurado y pensado, donde el individuo pasa a ser persona, responsable en la "aldea" que ahora empieza a vislumbrase, cada vez más y más, que es una "aldea global". Es la "Ecclesia". La Iglesia: Asamblea de "hijos", que se van sintiendo "hermanos", porque descubren tienen un mismo PADRE.

La trasformación de estos apóstoles se descubre de forma notoria: de cobardes, (Pedro), egoístas, (Judas), soberbios, (Juan y Santiago), se convirtieron, el día de Pentecostés, en hombres valientes, desprendidos y serviciales. Pero antes de entregarse y comprometerse a esta llamada insistente de Dios, han tenido unos pensamientos y un lenguaje como el nuestro en tantas ocasiones: pensamientos de ambición, de escalar puestos, ser los primeros; puestos de honor y de poder, sirviéndose de los demás y no sirviendo a los demás. Es lo que hoy se repite dentro de las parroquias, en tu grupo de apostolado y de oración. Queremos descollar. Y no se libran de ello ni las diócesis, ni los que las regentan. Escuchad:

"De qué discutías por el camino, les dijo Jesús, que los había visto y sentido muy acalorados. Ellos se callaron (les dio vergüenza de responder. Menos mal), porque habían discutido entre ellos para saber quién era el más importante.

Este es el nivel de reflexión y de ambición de los Apóstoles, de nosotros, en contraste y contraposición con el camino, que Jesús les estaba trazando: "El Hijo del Hombre será entregado a los hombres, lo matarán". -"Si alguno quiere ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos."

En el CAMINO de PASIÓN que Jesús les está anunciando, él se hace el último, y será su servidor, hasta lavarles los pies.

Renunciará a todo, hasta su porte y dignidad humana. “No tendrá ni aspecto si quiera de hombre”, en el momento cumbre de su Pasión.

No hay otro camino para que nuestro COMPROMISO en el AMOR sea auténtico, que el de la Eucaristía, que es:

ANUNCIO Y ACTUALIZACIÓN DE LA PASIÓN, DEL DOLOR Y DE LA MUERTE (cuerpo entregado-sangre derramada, que repite el sacerdote en la celebración) Y DEL TRIUNFO DEL AMOR (ya no hay pecado, pues todo ha sido realizado, ejecutado, dado para la REMISIÓN DE LOS PECADOS)

Por amor murió en la CRUZ por nosotros. Por amor se quedó hecho pan para nosotros.

ESTO ES MI CUERPO, QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS. Habla de entregarse, de darse, de inmolarse, de ser entregado a la muerte. Ese es el CAMINO. No hay otro.

Es el CAMINO que San Juan de la Cruz lo bautizó y le llamó:

CAMINO DE LAS NADAS

Para venir a saberlo TODO, / Para venir del todo al TODO,
No quieras saber algo en NADA. / Has e dejar del todo, TODO.
Para venir a gustarlo TODO,
No quieras gustar algo en NADA. / Y cuando lo vengas TODO a tener,
Para venir a poseerlo TODO, / Has de tenerlo sin NADA querer.
No quieras poseer algo en NADA. / Porque si quieres tener algo en TODO,
Para venir a serlo TODO,
No tienes puro en DIOS TU TESORO / No quieres ser algo en NADA.
Para venir del todo al TODO,
Has e dejar del todo, TODO.

P. Eduardo MTNZ. Abad, escolapio

Libro recomendado para leer y pensar el EVANGELIO de los DOMINGOS. Librería Pastoral - Florida, 3 - Tlf. 942375474 Santander LA PALABRA DE DIOS PARA CADA DíA (tomo 1 ° Y 2°) por Noel Quessón. Editorial Claretiana

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